domingo, 8 de noviembre de 2009

En el número siete





Tengo un piso alquilado en el número siete. Es un apartamento muy pequeño, casi un trastero a no ser por la luz de la luna que se cuela, sigilosa por las ventanas, rasgando la penumbra que me envuelve en las noches eternas de un mes de abril que robé a un calendario e hice mío para siempre. Es poco más que un cuarto donde viven mis libros y mi música; donde se esconden los sueños rotos al chocar con los muros de la realidad que dibujan tantos hombres de traje gris.

En esa solitaria habitación, en las mañanas abro de par en par las dos ventanas y tomo asiento con el portátil sobre las rodillas o tirados los dos sobre la cama. Y me dejo con placer bañar por él, por el rey, cual Eva tomando el sol. Absorbo su calor que me recorre y se desprende por la yema de mis dedos violando el blanco inmaculado que me regala la pantalla. Y pierdo la noción de los días y las noches al ritmo que marca mi vecino del cuartucho de al lado, que dice que es poeta y se inventa canciones y cuenta que quiere *“recuperar de nuevo el nombre de las cosas, llamarle pan al pan, vino llamar al vino y al sobaco sobaco”

Y me refugio de la vida cotidiana sin móvil ni Internet hasta que un gato comienza a maullar cerca de mi ventana diciéndome que es hora de volver a los ruidos que no son más que signos de vida cotidiana, y esperando de nuevo regresar a mi guarida, la del número siete.

Se me olvidó deciros el nombre de la calle. No podía ser otro, Calle Melancolía.


* El entrecomillado pertenece a la canción “Palabras como cuerpos” de Joaquín Sabina, culpable al fin y al cabo de todo el texto.



Ésta es para ti, porque te gusta Sabina, como a mí.

5 comentarios:

Narci M. Ventanas dijo...

Pues no sé quién es ese "a ti" pero como a mí también me gusta Sabina, me lo apropio, que pa'eso he 'llegao'la primera, jejeje deslizándome por el tunel que lleva donde crece la más oscura flor de la ciudad, por Tirso de Molina, sol, Gran vía, Tribunal, hasta regresar al tiempo en que te conocí.

Perdona el atrevimiento, no lo he podido evitar.

Un beso Magda. Después de leerte seguro tendré dulce sueños. Gracias.

Magda dijo...

Narci, por supuesto que te la puedes apropiar, un honor y un placer. Ese "ti" es cualquiera que quiera darse por aludido.
Un abrazo grande.

josé javier dijo...

AAy Sabina Sabina ¿Pero qué les das? Creo que eres es el chulito enternecedor hecho poeta. Canalla del verso y el sombrero. Pero si ellas te quieren, te has salvado.

Anónimo dijo...

Gracias en nombre de todos los aludidos. Espero y deseo que algun dia nos escribas desde la calle de la alegria. Besos

Magda dijo...

Anónimo portavoz de seguidores de Sabina, gracias por leerme. El barrio de la Alegría es mi residencia habitual, pasa por allí cuando quieras.