jueves, 24 de junio de 2010

¿Un café?


Me gustaría que vinieses a mi casa
e invitarte a un café.
Saber cómo lo tomas,
¿con leche?
¿mucho azucar?
¿lo quieres muy caliente
o te veré enfriarlo
envidiándolo por recibir tu aliento?

Oír el soniquete alegre
que hace la cucharilla
al chocar con la taza,
y quedarme embobada
deseando limpiarte con los míos
la espuma que se posa en tus labios.

Y mirar a tus ojos traviesos
mientras una sonrisa
ilumina tu rostro al preguntar
“¿qué pasa?”
Y sentirme valiente
y contestarte sin apartar la vista
que no me pasa nada.
Nada excepto tú.



Para tí, por pasar.