No es tan fácil dibujar sonrisas en ojos vacíos, escribir poemas con alma
mientras el mundo zozobra en la nada a tu alrededor, desear feliz año fingiendo
esperanza con premeditación y alevosía, reír frente a una mesa repleta
sabiéndote, a pesar de todo y de todos, tocado por los dioses…. de momento.
No es tan fácil estar codo con codo con hombres y mujeres abatidos antes de entrar en
lucha, agotados en justas de resultado injusto, presentido, conocido antes de
comenzar y guardar sin embargo un gramo de esperanza.
No es tan fácil cambiar el número del calendario, relevar a ese inocente
“trece” de una maldición que le acompaña y que esta vez parece inevitable, despojar de razón a aquellos agoreros que ven
desgracias detrás de cada esquina, celebrar la entrada de este año que trocará
en piltrafas lo poco que aún nos queda.
No es tan fácil escribir poesía hundido en la inmundicia, ni vivir rodeado
de muertos que piensan que están vivos (¿estaré también muerta?), ni reír con
las pequeñas cosas importantes antaño cuando el mundo se agrieta hasta
resquebrajarse, cuando el volcán estalla y su escoria nos cubre hasta
mimetizarnos, cuando la marea aun siendo verde o blanca se va volviendo gris y
nos engulle.
No, hoy no es fácil vivir pero es obligatorio.