domingo, 29 de enero de 2012

Esos locos que enseñan


Esto no es mío, circula por internet pero no podía dejar de hacer este homenaje en los tiempos que corren.


Esos locos que enseñan. Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano por la mañana y están en el colegio una hora antes,otros salen del colegio una hora más tarde porque tienen entrevistas con los padres que trabajan y no pueden acudir a otra hora, otros recorren todos los días más de 50Km de ida y otros tantos de vuelta. Llueva o truene llegan al trabajo. Están locos.
En verano les dan vacaciones, pero no se desconectan del todo, piensan en sus clases, preparan tareas para el semestre siguiente. En invierno hablan mucho, siempre llevan caramelos de miel y limón en los bolsillos, otros con una botella de agua a su lado. Su garganta siempre está dolorida, pero siguen enseñando, siempre fuerzan su voz, pero siguen transmitiendo sus conocimientos con cariño e ilusión.
Yo los he visto, no están bien de la cabeza. Salen de excursión con sus alumnos y se encargan de gestionar autorizaciones, recoger el dinero, en otras palabras, asumir responsabilidades extra.

Qué será de ellos y ellas. Por la noche sueñan con el colegio, se les aparecen planetas, ecosistemas y personajes históricos. He escuchado que llegan cargados con cuadernillos y exámenes, que han corregido la tarde anterior en su casa.
Son mujeres y hombres, casados, solteros,...de diferentes edades, pero a todos les apasiona su trabajo, ver crecer a sus alumnos, ayudarlos y conseguir de ellos ciudadanos competentes.

Los he visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Algunos dicen de ellos que viven muy bien, pero les han recortado el sueldo y siguen trabajando incluso más que antes, algunos no miran ni su nómina porque su pasión por la enseñanza los hace ciegos a pensar en el cobro. Disfrutan con lo que hacen, aunque haya padres que no los valoren, les critiquen e incluso les quiten autoridad, (a veces hasta les agreden), pero ellos siguen hacia adelante.

Están mal; por las tardes se quedan para hacer cursos de formación y no les importa perder tiempo de su ocio para reciclarse.

Dicen que son autocríticos y que hacen balance de sus experiencias educativas, que se frustran cuando no salen las cosas como esperaban, que se alegran cuando sus alumnos avanzan.

Están mal de la cabeza, yo los he visto. Dicen de algunos que fueron muy importantes, que siempre tienen palabras de aliento; dicen sólo que son MAESTROS y que se sienten MUY ORGULLOSOS DE SERLO.

sábado, 28 de enero de 2012

Claro de luna



Oscuridad perpetua, negrura, desaliento. Las noticias recorren el espacio, el tiempo sin dejar un resquicio al optimismo. Las almas visten luto cubiertas por la desesperanza. Ya ni los cielos lloran, se secaron sus lágrimas y llegó la sequía que sólo deja sembrar muerte e inmundicia. Los niños no comen ni los mocos en el cuerno de África. Algún juez es juzgado por querer aclarar los crímenes de guerra (y de postguerra). En Grecia encontramos carteles de “se vende” colgados en sus ruinas, los pobres son más pobres, los ricos son más ricos. Mordazas enmudecen todas las libertades o los gritos para recuperarlas. Ya todo está perdido.

Y de pronto a lo lejos, sin poder descifrar cuál es su procedencia se escucha la melodía serena de un piano. Poco a poco la luna parece despertarse, desperezarse con ojos asombrados para buscar a ese hombre que planta cara a la desesperanza retando al cruel destino que parece esperarnos. Allí está solitario enfrentándose al mundo a través de sus dedos que acarician las teclas y desgranan sonidos que conforman la esperanza / melodía que hará que de nuevo amanezca en la Tierra, en nuestras almas.

martes, 17 de enero de 2012

Predicción meteorológica


Sentados a la mesa,
frente al televisor rey de la casa
escuchan la predicción del tiempo,
ese espacio que divide el día.
La tarde y la mañana
unidas por ese nexo absurdo
que es el hombre del tiempo.

¿Y qué es lo predice?

Que el tiempo está revuelto,
el cambio climático
se va haciendo notar.
Y el anticiclón
del mes de enero
hace que el hielo llegue
para instalarse
entre los engranajes
de este reloj mal engrasado
transformando las tardes
en carámbanos sin alma.

Y la nieve cae lenta,
y su blanca tristeza,
removida
con la cucharilla del café
se cuela entre los huesos
entre los huesos
de sus almas,
sólo a la espera
de que el tan cacareado
cambio climático
traiga la primavera
para que gota a gota
se produzca el deshielo
en ese temporal
que los congela.

sábado, 14 de enero de 2012

Sin contacto


Hazme volar,
préstame tus palabras transformadas en alas
y sin pausa llévame hasta tu cielo,
atrápame en tu suelo.
Condúceme a través del tiempo, del espacio,
Entrelazando además de tus piernas con las mías
tus noches con mis días
tu verano y mi invierno.

Recórreme, libando tu deseo
con cada una de tus letras,
cada uno de mis versos transformados
en dedos que acaricien
en manos que se pierden por tu cuerpo
lejano , tan cercano
presente, imaginado en cada línea

Dirígeme, atravesando mares,
trapidar hacia el abismo de tus ojos
para después posarme lento
en la placidez de tu mañana,
en el sol tibio de mi ocaso
entre tus brazos.

martes, 10 de enero de 2012

También a veces


A veces me apetece hablar bajito, ir haciéndome cada vez más pequeña hasta ocupar sólo el espacio que tus manos abarcan y dejarme mecer en ellas hasta dormir.

A veces quisiera no ser mas que el punto de luz que regala una luciérnaga revoloteando a tu alrededor, observando el mundo a través de tus ojos, prendándome de tu sonrisa y olvidarme de que soy un ser independiente, que no vivo por ti.

A veces me gustaría ser una explosión de fuegos de artificios, repartir la alegría que me sobra, atrapar los paisajes cotidianos para que nunca puedan desdibujarse y compartir la luz que convierte en puro brillo la luna nueva.

A veces me miro en el espejo y veo al gato risón acompañando a Alicia al otro lado, y no quiero quitarme el vestido de rayas que me arropa mientras llega el invierno.

A veces me gustaría parecerme a esa crisálida que encuentro en la mañana acurrucada en una hoja de hiedra trepadora en un jardín, o una gota de lluvia resbalando perezosa por el cristal dormido en esta noche.

A veces, muchas veces, me tumbaría en la hierba de un prado sólo mirando al cielo sin importarme si es el sol o las nubes quien me hace compañía y daría en silencio mil gracias a la vida.


Por si te asomas.