sábado, 10 de mayo de 2014

Hoy

 
 
Acaricia mi espalda, pósate sobre mí roza mi piel apenas, arrópame con tu fino manto sólo lo justo para desearte. Hazme oír el rumor que te precede, obsérvame furtivo mientras mi cuerpo se pone alerta cuando presiente  tu llegada. Envuélveme en tu torbellino, revuelve mi pelo hasta hacerlo maraña. Rodéame en una zambra loca, interminable. Camina por mi cuerpo mientras los cascabeles de tus brazos infinitos tintinean marcando el compás de mi falda.
 
Te espero, sí soñándote. Abandonada al capricho de tus cambios de rumbo, deseando sentir el roce de tus labios invisibles que me llenan de nuevas sensaciones en la tarde callada. Todo a mi alrededor puro desorden mas sólo existes tú, mitigando el calor que quema cuerpo y alma. Y me dejo mecer mientras desvistes lo que queda de tarde a la vez que mi cuerpo perezoso, mientras alejas nubes y renacen deseos.  Y me quedo prendida de tus manos, a orillas de la nada, poseyendo extraños espejismos, poseída por ti amante clandestino a la intemperie de esta tarde baldía y ocupada.
 
 
 Y me quedo observando, observándote amante infiel que asciendes con los pájaros para alcanzar sus nidos y dormir. Te calmas, viento y el silencio vuelve a mi jardín, recojo los papeles que has tirado en tu vuelo. Regreso a mis exámenes, mis notas, el calor de nuevo me acompaña.