miércoles, 26 de febrero de 2014

Así ...


 
 
Así la tela de colores que cubriría mi cuerpo se desliza lentamente como sierpe, y así yo me veo de regreso…

como una sirena ante ese dios que aún no despierto del todo me mira, y le ofrezco mi cuerpo, mis hombros desnudos, mis senos. Despacio, majestuosamente me acerco de nuevo hacia la cama, me quedo allí, de pie hasta que extiendes tus brazos llamándome en silencio. Me dirijo hacia ti, me envuelves en tu abrazo. El mar se deja oír, no sé si fuera o simplemente eres tú, naufrago de deseo, y yo la ola en la que te sumerges.  Y te acaricio, cubro tu cuerpo voluptuoso con las algas de mi pelo, los peces de mis dedos vuelan resbalando en ti.

Y tú, buceando bajo el oleaje de mi cuerpo pleno de sensaciones me besas bebiéndote la sal que te ofrecen mis besos, buscando tierra firme en mis caderas para volver a hundirte entre el mar que tus manos adivinan. Y quieres cabalgar al ritmo de mis olas, y te arrastro a las profundidades  que se esconden más allá de mi cintura. Y susurras canciones marineras que siembran de salitre las cuevas de mi cuerpo. Y buceas hasta lo más profundo de mis simas que se abren para ti, para el dios de mi mar que, convertido en espuma, bebe el dulce agua de la vida del pozo de mi cuerpo.
Felicidades