lunes, 26 de julio de 2010

Recuerdos


La miraba, y toda la dulzura contenida en su cuerpo escapaba a raudales por sus ojos.

“¿Qué miras?”- preguntó ella sonriendo divertida. Él adoraba esa sonrisa.

“¿Recuerdas cómo te convencí para que te quedaras conmigo? Te dije que en el invierno venidero quería recordar el volumen de tus pechos en mis manos, tus muslos apretados enlazando mis caderas, la pulpa de tus labios.”

Ella acerca sus labios temblorosos a la mejilla del hombre al que más ama, el que le ha regalado recuerdos imborrables: la imagen de sus cuerpos hechos uno ante el espejo, los jadeos del deseo satisfecho esparciéndose en la playa, ramos de margaritas por su no cumpleaños.

El amante solícito deposita un suave beso en la mano de su amada, le separa sus cabellos de nieve de la cara y le pasa su brazo por la espalda ya curvada. Con paso trémulo adentran en su habitación mientras, sin dejar de acariciarla con los ojos le susurra bajito, “sabía yo que valdría la pena.”

sábado, 24 de julio de 2010

En unos días


Dentro de unos días ya todo habrá acabado, han sido muchos años juntos, casi 17, la mayoría de ellos me has hecho muy feliz. Cada vez que te acariciaba, que me perdía junto a ti desaparecían mis ansiedades, me sentía libre, protegida, segura.

Tú me has llevado por paisajes en los que encontrar mi paz, también has compartido conmigo tantas y tantas horas en soledad. Has escuchado una y otra vez esas canciones que han marcado los distintos instantes de mi vida, has sido mi confidente cuando he querido huir, ya sabes, eso tan típico en mi. Te buscaba y salíamos corriendo, no importaba si pasábamos toda la noche en vela, el caso era alejarme, alejarnos de lo que representaba un problema, nunca he sido buena resolviéndolos.

Contigo he llorado y he reído, he compartido dichas y tristezas, incluso de vez en cuando te he hecho esperar por estar ocupada con alguno de mis amoríos, esos que siempre acaban como el rosario de la aurora. Y tú siempre ahí, fiel, esperándome, dispuesto a arrancar de nuevo, siempre de cero, siempre hasta el infinito.

Y sin embargo ahora debo dejarte, sí, puede que suene duro. Tal vez no te lo creas pero me duele. Aunque me aleje de ti no puedo dejar de pensar en todo lo que me has dado, siempre pudiendo contar contigo, jamás me has dejado en la cuneta. Pero ya no hay remedio, lo sabes, otro se cruzó en mi camino.

No sé dónde irás ahora, nunca podré olvidar que fuiste el primero y quiero que sepas que siempre te recordaré. Aunque el otro sea mejor, más joven, más potente, tenga más caballos y muchos más air bags, nunca podré olvidar que fuiste tú el primero que me dio la libertad de volar sobre tus ruedas.

jueves, 8 de julio de 2010

Un viaje (haibu)



Un largo viaje
El viento me acompaña
Verdes los prados

Cuál es realmente la esencia de mi viaje, de este vagar por los caminos sin un destino cierto. No me importa dónde llegar, sólo quiero disfrutar del sol de la mañana bañando mi cara, de los guijarros que graban cada paso en mis pies, de las amplias llanuras que me permiten soñar en lo que hay más allá del horizonte.

Lluvia en la cara
Agua que purifica
Trae compañía

Con el transcurrir de los días me parece inventar nuevos itinerarios a través de la senda mil veces transitada. La soledad, fiel compañera de mis primeros días va alejándose lentamente, como si intentase que no me diera cuenta de su partida. Mi cuerpo se habitúa a la dureza de los kilómetros recorridos, y mi alma se abre al encuentro con nuevos caminantes.

Ser solitario
El fuego en la posada
Renacimiento

Y después las posadas, como la venta en la que esta noche disfruto de una comida ligera, al abrigo de un fuego compartido con otros peregrinos que, como yo, buscan el sentido de la vida en este viaje iniciático sin saber dónde nos llevará. Contando historias que de tan reales parecerían fantásticas a viajeros menos experimentados en el difícil arte del vivir.

Nueva morada
Descanso del viajero
Fin y principio

Ya veo el final. No hay ninguna señalización que lo indique, es el corazón quien lo marca. Siento que ya he llegado a mi destino, mi morral está lleno de experiencia, de sensaciones engendradas en noches estrelladas y días grises. Ya no recuerdo cual fue mi punto de partida, sólo sé que aquí me quedaré, comenzaré a construir mi casa, mi refugio en éste el lugar elegido para descansar hasta que el viento vuelva a soplar del norte y me invite retomar el camino sin importarme hacia dónde me dirijo.