lunes, 29 de junio de 2015

29 de Junio


Ahora sé que estarás en un poema,
en un poema mío
(Luis García Montero)

Ahora sé más que nunca
que ocuparás mis noches con tus días
y también viceversa
aprenderé a sumar husos horarios
a restar hemisferios
dividir estaciones y aeropuertos
siempre me llevo una,
(o es ella quien te lleva).
Sé que estarás a pesar del silencio,
o tal vez sea un deseo irrefrenable
de sentirte a mi lado,
de acariciar tu pelo mientras pienso
que otra vez es demasiado largo
demasiado revuelto.
Y siento que te marchas
aunque aún no sea tiempo
corre tanto el reloj cuando quieres pararlo
cuando cierras los ojos y te quedas muy quieta
y casi ni respiras, a ver si se detiene
pero es este bochorno que me envuelve
anticipo de insomnios
preludio de otras noches sofocantes
allá, en aquellas tierras.
Pero todo está bien,
vuelve a ponerse en marcha el engranaje
de nuevo gira la rueda de la vida
porque ahora sé que estarás en un poema,
en un poema mío.

Junio, 29. 


domingo, 31 de mayo de 2015

...


 
Pasan, pasaron, pasarán. Toda tu vida tras el mismo guión, el pasillo mecánico por el que se deslizan personajes de rostro intercambiable, y tú allí, al otro lado, solo, displicente en tu falsa alegría, en esa indiferencia mentirosa que te erosiona hasta desangrarte.
 
Tú allí, frente a ese espejo, máscara imperturbable que esconde, fracaso tras fracaso, medio siglo de cruel supervivencia. Hoy celebras, nuevamente  a destiempo,  el llamado milagro de la vida. Milagro sí, es seguir existiendo tras un viaje marcado por las idas sin vuelta, por esas miradas de reojo al fondo del abismo. Trayecto alimentado por tantos compromisos, el sexo sin amor de todos estos años, el amor vacuo, la compasión tantas veces disfrazada de ternura. De los amigos aquellos que murieron al mismo tiempo que la adolescencia apenas queda nada, una postal por navidad y basta. No supiste cuidarlos, tal vez los confundiste con cactus en medio de un desierto, el erial reflejado en todos los espejos que ya no cuelgan de las paredes de tu casa.
 
Y pensar que … No, tú no, ellos tienen la culpa. Aquellos que te hablaban de todas tus virtudes sin el adorno de ningún defecto. Los que te arrastraban cada noche al último bar abierto donde tú les pagabas las copas. Aquella chica que te pescó tratando de escapar de su casa (y se enredó en tu tela) y ahora, marchita ni siquiera maldice su existencia … ni la tuya cuando en sesión continua enumera, amante tras amante, las mujeres que han pasado por tu vida. Ninguna se quedó. El hijo que apenas tiene en cuenta tu presencia, espejo indeseado, indeseable en el que ver lo que ya no será, lo que nunca llegó.

 Coleccionista de imágenes en sepia, desvaídas, inertes. Amante sin amor, masturbador acompañado, buscador insaciable de la felicidad sin un final feliz, ni siquiera un principio. No aprendiste a retener la dicha más allá de unos pocos segundos. “La vida es servicio y sacrificio”  te enseñaron. Y tú fiel, ¡qué ironía! a aquellas enseñanzas infantiles, te marchitas ya muerto a los cincuenta. El hombre que temía despertarse de aquella pesadilla recurrente y verse convertido en  el mendigo que reinaba en sus sueños, es hoy el más pobre de todos los mortales, sin amor, sin amigos, sin familia a pesar de aquellos que le esperan sentados a la mesa a celebrar, otra vez a destiempo el hecho de estar vivo más o menos.

 

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Lluvia de otoño



A veces la lluvia te acaricia despacio mientras caminas, entonces es tierna como un bebe dormido en un capazo, como el despertar de una siesta en otoño o retozar en la cama un domingo temprano. Te roza la cara, amable, cantarina mientras ríe divertida cuando quieres apartarla de tu pelo mojado.

La lluvia es un beso en la boca de la Tierra, alimento sagrado que le hará germinar en cada primavera, la música que provoca la orquesta de los árboles, los ríos, los arroyos y despereza el alma dormida de la naturaleza con esa mansedumbre del amante ya antiguo, repetido y amado. Nos cubre con un manto colorido y alegre en cada primavera.

La lluvia es esperanza, el agua que alimenta los mares, la esencia de la vida que nos unge la frente, unión de cielo y tierra, bendiciones que nos calan los huesos sosegadamente, se infiltra en nuestro ser sin que apenas nos demos cuenta rindiéndonos a ella mansamente, como la madre Tierra.

Pero también la lluvia es portadora de melancolías, de nostalgia en el alma y de desasosiegos, tristezas de vidas no vividas, de noches sin amaneceres y del presentimiento de que no habrá mañana o que el amor se esconde en un rincón oscuro.


Y en esta noche negra la lluvia está llamando a los cristales, lloran las gotas que se quieren colar en la quietud de este cuarto prestado, en el desasosiego de un cuerpo deseado, en el gris del amor sin amor. Es el manto de la lluvia de otoño el que cubre el paisaje hasta que se desperece el nuevo amanecer.

domingo, 5 de octubre de 2014

Primer lunes de octubre



Estación de las nieblas y fecundas sazones…
(John Keats)

Mañana será lunes, el primero de octubre y como cada día laborable muy temprano berreará, de nuevo impío mi enemigo perpetuo que intentará sin mucho éxito hacer huir al sueño adherido a mi piel. Un té, una ducha rápida (siempre por este orden) y bajar la escalera de tres saltos mientras me palpo los bolsillos, el bolso, la cartera con el ordenador, los cables, los papeles. Todo está en orden, llaves para cerrar la casa, las otras para abrir los despachos y las clases.

Cruzar la carretera, saludar a tres críos (espabila chaval, que se nos hace tarde), llegar a la gran mole que a estas horas también se despereza, abre la boca ensayando un bostezo que nos abduce a jóvenes y adultos creando un remolino de voces y de risas (profe, ayer perdió el Atleti). Sala de profesores, espejismo de paz donde nos reunimos los durmientes hasta que suena. ¡Maldito timbre que nos deja sordos!

Pasillos, ruido de llaves, puertas que se abren, marabunta que se adentra en las aulas, arrastrar de sillas, ruidos que se van apagando (vaaamos, mochilas fuera de las mesas, libros abiertos y otra vez el Atleti). Los chavales que llenan los pupitres son el presente  cada nuevo curso, pero sus conversaciones nos llegan del pasado, al igual que el tumulto de caras recién despertadas que se apoderan una vez más del lunes, continuo deja-vu. Como la vida.

Pero mañana tiene que ser distinto, primer lunes de octubre y los árboles ya se tiñen de ocres y el otoño será protagonista colgado de las letras de un poema, del canto en la voz de un poeta que escapará del aula, recorrerá pasillos, acallará las voces juveniles unos pocos minutos, el tiempo justo de traspasar la piel sin que ellos se den cuenta. Porque a veces los lunes se convierten en fiesta y los libros se quedan olvidados, los poemas se escapan de las páginas y los versos se cuelgan de una boca entreabierta, de una sonrisa cómplice. Entonces no hay apuntes sino sesenta ojos que te miran, que esperan sin saber bien el qué.


Cuando el poeta calle, el poema aún planeará hasta posarse suavemente en cada adolescente y  la clase, que versaba de acentos y diferencias idiomáticas, será un bullir de comentarios de todo tipo. Los jóvenes artistas tendrán que ponerse a la faena de inventar sus propios versos, de crear su propio otoño para  llenar con ellos las paredes más allá de las aulas. Porque mañana no es un lunes cualquiera.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Fundido en negro



Se vistió con esmero, se pasó cuidadosamente los dedos por  el pelo oscuro y se sentó en su sillón favorito, hojeando distraídamente una revista mientras la esperaba.

Ella se le acercó por detrás, silenciosa. Sus dedos pasearon despacio por su espalda, subieron a enredarse en su cabello ensortijado mientras vertía su aliento en su cuello. Él se estremeció, parecía que le faltaba el aire, cerró los ojos y la dejó hacer.

 Acarició su cara, sus labios, deslizó sus manos por su pecho hasta atraparle en un abrazo. Él se volvió hacia ella muy despacio, ofreciéndole los labios entreabiertos que buscaba. Ella le besó lentamente, fundiendo su cuerpo entre sus brazos. Luego un beso más largo, más profundo hasta beber hasta la última gota de su aliento.

Sus ojos no se abrieron. La paz reflejada en su rostro y una leve sonrisa asombraría la mañana siguiente a la asistenta que lo encontró  en el mismo sillón. Fundido en negro.


sábado, 10 de mayo de 2014

Hoy

 
 
Acaricia mi espalda, pósate sobre mí roza mi piel apenas, arrópame con tu fino manto sólo lo justo para desearte. Hazme oír el rumor que te precede, obsérvame furtivo mientras mi cuerpo se pone alerta cuando presiente  tu llegada. Envuélveme en tu torbellino, revuelve mi pelo hasta hacerlo maraña. Rodéame en una zambra loca, interminable. Camina por mi cuerpo mientras los cascabeles de tus brazos infinitos tintinean marcando el compás de mi falda.
 
Te espero, sí soñándote. Abandonada al capricho de tus cambios de rumbo, deseando sentir el roce de tus labios invisibles que me llenan de nuevas sensaciones en la tarde callada. Todo a mi alrededor puro desorden mas sólo existes tú, mitigando el calor que quema cuerpo y alma. Y me dejo mecer mientras desvistes lo que queda de tarde a la vez que mi cuerpo perezoso, mientras alejas nubes y renacen deseos.  Y me quedo prendida de tus manos, a orillas de la nada, poseyendo extraños espejismos, poseída por ti amante clandestino a la intemperie de esta tarde baldía y ocupada.
 
 
 Y me quedo observando, observándote amante infiel que asciendes con los pájaros para alcanzar sus nidos y dormir. Te calmas, viento y el silencio vuelve a mi jardín, recojo los papeles que has tirado en tu vuelo. Regreso a mis exámenes, mis notas, el calor de nuevo me acompaña.

miércoles, 16 de abril de 2014

Obsesión




Sueño con verte

Y susurrando al alba me dejan las estrellas
mientras todos duermen.
Él ahí, tirado encima de la cama tras el balcón abierto
los que en un rato saldrán camino a la oficina
la mujer satisfecha tras hacer el amor
y un gato callejero.

Al otro lado de la calle
un perro pasea al hombre adormilado,
el viejo va ligero camino del trabajo
a encerrarse una mañana más entre cuatro paredes
como tú, en la oficina
mientras yo hago un nudo a  las sábanas
bendito duermevela.

El sol se cuela por las persianas mal cerradas
y una vez más me saca de mis ensoñaciones.
La vida se derrama por el agua caliente,
se enrosca, se enroca envolviéndome en ella,
mis sentidos alerta de repente
te traen con nitidez a mi cuarto vacío
todos los poros de mi piel te añoran.

 La brisa se cuela juguetona
baila la danza de los siete velos,
quiere probar el desayuno
ríe al recordar los cuerpos, jóvenes o viejos
que visitó esta noche.
Me pesan mis zapatos, ella me arrastra sin piedad
y yo sigo en mis trece camino de la escuela.

La mañana está muda
Un sol cada vez más radiante expulsa a las estrellas.
La ciudad poco a poco comienza a despertarse,
se levanta el amante y ella se hace la dormida
rezonga el niño antes de saltar de la cama
la maquinaria se ha puesto en movimiento
y yo me quedo en tierra, rezagada en la noche

Estúpida obsesión, sólo sueño con verte.