miércoles, 30 de mayo de 2012

Palabras

Palabras, ¿qué son las palabras? Pequeños seres inanimados que cobran vida según van escapando en forma de reguero azul, o cuando aparecen como pequeñas perdigonadas cada vez que las teclas del ordenador reciben el impulso de nuestros dedos. Son  letras que vamos juntando para dar forma a sonidos conocidos, inteligibles con los que expresar nuestras ideas, sentimientos, sensaciones.

Pero realmente, ¿necesitan hacerse visibles para cobrar vida, o somos nosotros quienes las necesitamos para vivir? Porque si nos paramos a pensar por un instante la palabra ya habita en nuestra mente; nuestros pensamientos sólo existen a través de las palabras, sin ellas no hay nada puesto que lo que no se puede expresar es como si no  estuviera.

Una palabra es la máxima expresión de ternura cuando se trata de  la primera que oye una madre en boca de su hijo;  vida la que sale de una boca amante;  alegría cuando es ésa que estás deseando oír; tristeza el adiós no buscado; desolación la que nunca hubieses querido escuchar.

Palabras, ¿qué son al fin las palabras? Las dueñas y las hacedoras del mundo, las que dan y quitan paz, las que traen esperanza y desasosiegan. La palabra es el mayor regalo que tenemos, un gran poder en nuestras manos del que somos responsables y que debemos cuidar. Cuántas veces hablamos sin pensar lo que decimos, sin dar importancia a lo que sale de nuestra boca y que quizás para nosotros no la tiene, pero cuidado porque siempre habrá alguien escuchándolas, leyéndolas y lo que es peor (o mejor, vete a saber) interpretándolas.

domingo, 6 de mayo de 2012

Ensoñaciones


En noches como hoy el silencio es infinito, la oscuridad casi absoluta, el pensamiento gris tirando a negro y el mundo se ha parado mientras duerme. Una pinza te agarra levemente el estómago, el sueño se ha olvidado de ser tu compañero y ni siquiera el pensamiento de la proximidad del nuevo día te lleva a meterte en la cama y embutirte entre sábanas calientes.

En noches como hoy la nada te rodea, el abismo se abre por culpa de un examen, te engulle la tristeza de una realidad que no puedes borrar con una risa. La rutina del mañana presentido, del sinsentido de tu hacer diario, la pobreza de tu esfuerzo frente a la apisonadora de la fuerza bruta te hace preguntarte cómo mirarás a sus ojos, seguirás animando, alegrando sus horas más complejas en este mes de mayo. En noches como ésta sientes la soledad más absoluta, ni siquiera la nada te acompaña. Estás sola, sin monstruos a los que enfrentarte, vencida y desarmada, no te queda alegría, la ilusión se fue de botellón y te ha dicho que no la esperes despierta.

Las noches como éstas escasean, gracias doy a los dioses, mas cuando llegan nunca me encuentran preparada. Ni siquiera la hoja de papel se muestra amiga, opone resistencia a ser pintarrajeada con pobres palabras inconexas. El silencio se vuelve el más insoportable de los ruidos tal vez porque deja escuchar el vacío del alma.

Mas no hay que preocuparse, las noches como estas siempre acaban. Sólo hay que ser paciente y esperar a que amanezca, y no poner la radio, no dejar que tus dedos te lleven a buscar el periódico, huir de casa para cruzar la carretera y unirte a la riada de chavales y dejarte llevar y subir escaleras entre carreras, voces y energía increíble a horas tan tempranas. Y plantarte expectante frente a ellos, preguntar por su puente y ver como la vida fluye de sus ojos atentos traspasando los tuyos y llegando a tu alma. Y entonces la nada ya se esfuma, el sol lo llena todo y te calienta, enciende tus motores, acelera tu marcha hasta olvidarte que hubo noches como esas en que la peor pesadilla te perseguía, te convertías en rehén de la soledad acompañada.