sábado, 2 de enero de 2010

Pesadilla


De nuevo llueve, las gotas golpean con furia los cristales. Esta maldita lluvia me acompaña, me baña y me envenena. Deja la salmuera en mis labios, su sonido rebota en mi cerebro una vez y otra, y otra sin parar.


Llueve. El frío acompaña al agua que cae sin compasión. Me cubre, me traspasa, ahoga mi garganta con sus garras mojadas. Se cuela por mi ropa, por mi alma. Se derrama en mi cuerpo. Maldito frío, me abraza con sus garras metálicas. Me asfixia con su manto. Prensa mis huesos hasta hacerlos añicos.


Otra vez llueve. El agua corre bajo mi cuerpo roto, tirado, malherido. Empapa el pelo y corre por mi cara. Ojos hinchados, labios secos a pesar del río que recorre mi cuerpo. Y de nuevo comienza esa maldita lluvia sonando en los techos de los coches, en los adoquines, dentro de mi cabeza.

Despierto, no sé cuánto he dormido. Me muevo lentamente y me descubro bajo sábanas cálidas. Todo fue un sueño. ¿Todo? ¡Dios, la pesadilla vuelve! Llueve, la luz del contestador dice que hay un mensaje. No, no voy a contestarlo. Quiero que todo acabe. O tal vez realmente deseo ser ese cuerpo arropado por la lluvia en cualquier calle.

5 comentarios:

josé javier dijo...

Ese cuerpo que no está en ninguna parte pero que somos todos. Quizá la lluvia es un medio para comunicarnos.

Narci M. Ventanas dijo...

Que visión tan distinta tenemos de la lluvia, para mí es el maná que la tierra, mi tierra necesita para nutrirse y nutrirnos a todos. Siempre que no los ríos no se desborden y no los pantano exploten, por supuetos.
Feliz 2010, Magda.

Un abrazo.
Narci

Belkis dijo...

Las pesadillas denotan nuestros miedos e inseguridades, la lluvia te golpea, te cubre, te traspasa, hace presa a tus huesos, necesitas el sol para secarte y para llevarte luz allá a donde vayas. Melancólico, pero bello lo que dejas.
Gracias por pasarte por mi espacio y dejar tu huella.
Un cordial saludo

Magda dijo...

Gracias a ti, Belkis, por escribir como lo haces.

Magda dijo...

La lluvia es pura magia, su efecto no está en ella misma sino dentro de nosotros, por eso es diferente según cómo la percibimos, como la poesía, como un cuadro, como todo lo que puede ser a la vez bello y amargo.

Narci, José Javier, un abrazo, el primero del año.