lunes, 14 de diciembre de 2009

Utopías


Ese final del camino al que nunca llegamos, donde se junta el cielo con la Tierra, pero que nos obliga a seguir caminando.

A unos pocos.

Buscando.

El sueño en el que volcamos nuestras ilusiones a pesar de que todo parece decir que luchamos por un imposible. La fe ciega que nos impulsa a seguir más allá de cualquier límite razonable.

La esperanza.

La dificultad para conseguir ese sueño que tan real nos parece, sólo a nosotros. La apuesta con nosotros mismos, empeñados en ganar. El absurdo convertido en el más sensato de los objetivos. La sinrazón como la mejor de las razones.

La fuerza.

Nosotros.

Cuando los hombres sabios dicen “no” y nuestra voz vibra con un “sí”.

Podemos.

Quizás al final la caída sea memorable. Nos partimos en mil pedazos, el ruido de cristales rotos se expande por todo el universo y lloramos sangre. Nos cubre una mortaja de impotencia, de desesperación, de desaliento.

Pero cuando la lluvia nos lame las heridas y deshace las vendas que nos cubre, cuando el aire helado de la mañana nos da en la cara de lleno, nuestro primer aliento siempre es para volver otra vez a soñar en alcanzar aquella delgada línea que se ve allá a lo lejos justo donde acaba el suelo y empieza el firmamento.

Caminantes.

El premio, la utopía.




7 comentarios:

josé javier dijo...

Tu infinito resulta mucho más amable que el de los matemáticos, pero quizá sea el mismo, solo que en su tiempo libre. Los matemáticos lo utilizan en sus cálculos. No se puede alcanzar el infinito, pero forma parte de nuestra habitación, de nuestra paleta de colores o de nuestra biblioteca.

Narci M. Ventanas dijo...

Ya ves Marga, siempre es bueno tener alguna utopía guardadita en el cajón, aunque sólo nos sirva para amenizar los sueños, pero si además nos atrevemos a tratar de ponerla en práctica, pese a los desanimos de los ecos lejanos, se convierte en una buena, buenísima razón para vivir.

BEsos
Narci

Magda dijo...

José Javier, mis utopías no son nada matemáticas. Esas siempre fueron la peor de mis pesadillas. Aunque pensándolo bien, una buena nota en "mates" también era una utopía para mí.

Un abrazo
Magda

Magda dijo...

Imprescindible, Narci tener utopías, y sobre todo luchar por ellas.

Un abrazo
Magda

Emilio. dijo...

Si no recreas situaciones utopicas, ¿para que sirve la imaginacion?.

El tiempo pone a cada utopia en su lugar.

Gracias por permitirme ver tu bello espacio, Magdalena.

Emilio.

Magda dijo...

Gracias a ti, Emilio. Siempre.

Magda

María Eleonor Prado Mödinger dijo...

Tan inmensamente universal este escrito, tan alto e iluminado, tan evocador si serlo realmente, como pudiste incorporar al lector justo al medio entre lo terreno y divino.

Gracias