domingo, 13 de febrero de 2011

San Valentín


“No te hablaré a menos que lo intentes”, le dice pidiéndole un poema de esos que tanto le gustan y a ella tanto le cuestan.

“¿No me hablarás?”, contestó sin dejar de sonreír mientras sus ojos brillaban de ese modo tan especial.

“No, quiero algo tuyo sólo para mí, algo que no le hayas regalado a nadie antes”.

El miércoles siguiente, San Valentín, recibió un pequeño paquete envuelto impecablemente para regalo. Dentro encontró un soneto dedicado a él, la pluma con que estaba escrito, y los dos dedos que la sujetaban.

2 comentarios:

Narci M. Ventanas dijo...

Desde luego, el regalo es único, pero da escalofríos.

Besos

Magda dijo...

Tantos como las exigencias que se hacen en nombre del amor.

Un abrazo grande.
Magda