Siempre he querido que todo fuera
así. Me gustaba pensar que nada cambiaría entre nosotros, que a pesar de las
dificultades que presentase la vida, de sus reveses, sus contratiempos, a pesar de sus maltratos y de quitarnos
tantas y tantas cosas tú y yo continuaríamos juntos, como el primer día.
Y así es, y por eso doy gracias a
la vida y me siento feliz. Porque tú sigues estando ahí y me sonríes, y tu
sonrisa ilumina la noche y se lleva los nubarrones negros. Como al principio,
cuando no importaban las dificultades, porque tú sonreías y yo me sentía segura. Como cuando la niña casi
se nos muere, y yo no hacía más que
llorar viendo su carita pálida, y tú pasabas tu mano grande y callosa por mi
cabeza y susurrabas palabras de ánimo mientras me besabas el pelo, y no pasó
nada. O el día en que cerraron la fábrica después de tantos años, y yo volví a
llorar y tú sonreíste mirándome a los ojos y supe que saldríamos adelante
porque estábamos juntos y lo demás no importaba.
La vida nunca fue un camino de
rosas, cinco hijos no dejaron mucho tiempo para cuidarnos, para mimarnos. Así
que ahora aprovecho esos momentos en que te limpio y te doy la comida para
contarte que los chicos han llamado, que todos están bien y que los nietos ya
dan mucha guerra, por eso prefiero venirme aquí contigo. Te digo como van
floreciendo las rosas en el jardín, es que este año la primavera viene
temprana. Y escucho tus respuestas sin
oírte, y llevo tu mano hasta mi cara y siento tu caricia. Y veo dibujarse una
sonrisa tímida en tus labios y yo también soy feliz.
No importa que ellos digan que no
sabes de lo que te hablo, yo se que estás pensando en una de tantas y tantas
cosas que nos hicieron reír a carcajadas y por eso sonríes. Ellos dicen que esa
sonrisa es involuntaria, que no recuerdas nada. Yo les dejo que imaginen lo que
quieran, para qué voy a llevarles la contraria. Ellos no te conocen, no saben
como yo interpretar cada uno de tus gestos y leer dentro de ti de la forma en
que yo lo hago.
Bien es verdad que a veces tu
mirada se pierde en la lejanía, como buscando el mar con el que tanto soñamos y
al final nos quedamos sin poder compartir. Pero bueno, sólo es agua. Lo
importante es que estás aquí, estamos juntos, como siempre desde hace tantos
años, y he cumplido mi ilusión de envejecer contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario