Lenta, lombriz muda, arrastrándose
milímetro a milímetro, camino interminable. Mutismo, inmensidad vacía, luz
angustiosa que quema sus ojos, denso silencio. Sube la niebla, anega sus
pulmones, no opone resistencia, inhala el putrefacto vaho que la envenena,
cierra los ojos ciegos. Tarde de domingo.
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2 comentarios:
me encanta
Y si amanece por fin
y el sol incendia el capo de los coches
baja las persianas;
de ti depende y de mí
que entre los dos siga siendo ayer noche
hoy por la mañana.
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